CIDH - MEDIDAS DE PROTECCIÓN: COMUNIDAD DE PAZ

Nuevamente nuestra Comunidad de Paz de San José de Apartadó se ve en la necesidad de acudir al país y al mundo para dejar constancia de los últimos hechos de los cuales hemos sido víctimas por seguir en nuestra resistencia civil en defensa de la vida y del territorio.
Es tanta la permisividad del Gobierno frente a las relaciones de sus instituciones militares con el paramilitarismo, pues el gobierno nacional, el departamental, el regional y el local siguen negando la existencia de los paramilitares, pero la verdad es que tanto los paramilitares como la guerrilla y la fuerza pública han tratado de controlar el territorio y es tanta la barbarie que se comete con el campesinado que al querer controlar sus vidas y sus propiedades les quitan todas las libertades y los convierten en verdaderos esclavos.
En estos momentos la zona se encuentra bajo el control paramilitar y la población civil es el principal testigo porque tiene que verlos a diario y callarse por miedo a ser asesinados o expulsados de sus propiedades. Además nunca ha habido confianza en las instituciones para dejar allí las denuncias, pues en años anteriores muchos pobladores dejaron denuncias en la Fiscalía para que se investigara y por el contrario, empezaron a ser investigados y judicializados quienes colocaron las denuncias y la mayor parte de ellos asesinados por los paramilitares que contaban con listas que al parecer se las suministraron las mismas instituciones judiciales del Estado.
El silencio no es más que un sello en la boca que el paramilitarismo le impone al campesino, Es claro que por miedo nadie denuncia, pues las fuertes amenazas a que se enfrenta una persona cuando se encuentra con los grupos paramilitares la llevan más bien a callarse, ya que es extorsionado por los mismos. Sus palabras siempre han sido: “hagan de cuenta que no vieron nada y si no, se atienen a las consecuencias”. Por esta razón nuestra Comunidad de Paz nunca ha callado frente a este modelo de muerte, pues siempre estarán allí nuestras constancias públicas como una manera de visibilizar y denunciar públicamente la barbarie a la que está sometida nuestra región.
Los hechos de los cuales dejamos constancia hoy son los siguientes:
En este episodio se comprueba una vez más cómo el Estado actúa de mala fe a través de funcionarios diseminados en diversos órganos judiciales, tratando de deslegitimar a quienes siempre han sido sus víctimas para destruirlas siempre mucho más, pero en este caso no le da vergüenza de valerse de un personaje cuyas manos están manchadas con tantos crímenes y a quien el mismo Estado ha protegido desvergonzadamente violando todas las leyes que el mismo Estado ha promulgado.
Nuestra Comunidad de Paz está próxima a conmemorar sus 22 años de existencia. El 23 de marzo de 1997 hicimos pública nuestra decisión de no colaborar con ningún actor armado y de conformarnos como Comunidad solidaria, trabajando y resistiendo unidos para salvaguardar nuestras vidas, nuestra dignidad y nuestros territorios. Esa misma semana (Semana de Pasión en el calendario cristiano), el Estado colombiano inició una estrategia de genocidio para exterminarnos. En estos 22 años nos ha asesinado a 307 compañeros y amigos y ha perpetrado 1462 violaciones graves de los derechos humanos que en los tratados internacionales son identificadas como Crímenes de Lesa Humanidad por su sistematicidad, esto hasta junio de 2018. Al mismo tiempo ha desarrollado 7 estrategias de exterminio de la comunidad de paz, sostenidas durante muchas años: no solo de exterminio físico (ejecuciones) sino también de degradación mediática, de estigmatización ideológica, de extirpación biológica mediante cercos de hambre y eliminación violenta de todo proveedor o transportador alimentario, de criminalización legal sobre falsas pruebas y falsos testigos, de exclusión social y de depredación económica que incluye el despojo de territorios. Frente a todas estas estrategias convergentes y coordinadas para exterminarnos, nuestra decisión ha sido resistir unidos, sin echar para atrás, y seguir construyendo nuestro proyecto de vida enfrentando todas las tormentas. Invaluable energía nos la han dado numerosas comunidades solidarias en Colombia y en el mundo, las cuales nos transmiten fuerza moral permanente y solidaridad política frente a los victimarios que invocan poderes pervertidos para aniquilarnos.
Desde nuestro territorio amado y oprimido agradecemos las muchas voces de ánimo que recibimos desde el país y el mundo, pues todo su apoyo político y moral nos da mucho valor para seguir adelante, en resistencia, en este territorio tan dominado por el poder de las armas al servicio de las más inconfesables bajezas.
Comunidad de Paz de San José de Apartadó
Marzo 19 de 2019
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