El Gobierno, los organismos de control, las instituciones que dicen velar por la seguridad ciudadana, siguen sordos a todos nuestros clamores o hacen causa común con los criminales que se pasean por nuestros territorios. Estos no cesan de anunciar, en forma permanente, que van a exterminar nuestra Comunidad de Paz; que nos van a masacrar. Entre tanto ya han ejecutado a varios vecinos nuestros. ¿Pretenden que renunciemos a nuestros principios? No lo lograrán. Estamos comprometidos en una construcción de la paz en el día a día; impulsando formas de solidaridad y de respeto por el otro. Seguiremos dejando constancias ante el país y el mundo de los intentos de acabarnos. Sabemos que no estamos solos.
- El jueves 5 de mayo de 2011, hacia las 10:00 horas, los paramilitares que hacen presencia allí sin que el Gobierno haya querido mover un dedo para desterrarlos o someterlos a la ley, reunieron a los pobladores de la vereda MURMULLO, de Tierralta, Córdoba, aledaña a varios de nuestros asentamientos. El paramilitar que dice llamarse JAIRO BRAVO llevó a dicha reunión una lista en la cual incluía a varios miembros de la Comunidad de Paz. Según él, si la gente señalada no abandona la zona, habrá una masacre. Afirmaron que no van a permitir que la Comunidad de Paz se mantenga en la zona.
- El sábado 7 de mayo de 2011, hacia las 9:00 horas, un paramilitar en Tierralta se acercó a un miembro de nuestra Comunidad de Paz y le dijo que debía abandonar la zona porque ellos están preparando una masacre contra la Comunidad; que se lo advertía para que no muriera tanta gente; que la misma empresa de la represa de Urrá había pagado ya un dinero para que expulsaran a la gente y tenían que cumplirle.
- El domingo 8 de mayo de 2011 se desplazaron de la vereda Alto Joaquín y de otras veredas cercanas, cinco familias que no pertenecen a nuestra Comunidad de Paz, presionadas por las amenazas que están haciendo de manera persistente los paramilitares de realizar una masacre. Otras familias de la zona también están buscando cómo salir.
La historia de quince años nos muestra que los ejecutores de la muerte han tenido sus manos libres para actuar. Su sed de exterminar la Vida parece insaciable. Nosotros no podemos renunciar a nuestros valores; a la defensa de la Vida y de la Tierra; a lo que hemos creído y construido durante todos estos años, ni a la memoria de nuestras víctimas. Esa memoria nos fortalece y nos empuja siempre a continuar en esta alternativa a la guerra. Por eso no nos vamos ni abandonamos nuestros principios. Agradecemos a todos los que nos siguen acompañando en fidelidad incondicional a la Vida.
Comunidad de Paz de San José de Apartadó
Mayo 10 de 2011