Los agentes del Estado cada día se esconden más detrás de los paramilitares, pues éstos aparecen más en primer plano decidiendo quién se va y quién se queda; quién vive y quién muere. Son dueños del espacio; se mueven por donde quieren, pues andan de la mano con la fuerza pública y han hecho un pacto con los organismos de control para que cierren los ojos y se crucen de brazos frente a todo lo que ocurre. Vivimos en un verdadero régimen de terror, pero no nos someteremos a él, aún a costa de nuestras propias vidas. No aceptamos esa horrenda sociedad y por ello continuamos afianzados en nuestros principios fundados en el valor sagrado de la Vida; en la no violencia y en el NO a los actores armados; en la solidaridad, la justicia y la verdad. Desde ese mundo alternativo seguimos dejando constancia ante el país y el mundo de los hechos que buscan destruirnos:
- El martes 21 de junio de 2011, hacia las 11:00 horas, el asentamiento de LAS CLARAS, integrante de nuestra Comunidad de Paz, quedó en medio de un combate entre el Ejército y la Guerrilla. GONZALO TORRES, quien se encontraba trabajando allí, corrió para escapar al fuego cruzado. Luego, cuando bajaba hacia San José, le reclamó al Ejército por haber disparado indiscriminadamente, pues si no hubiera corrido –les dijo- lo habrían matado, a lo cual los militares le respondieron que realmente la idea era matarlo, pues ahora la guerrilla anda de civil y tienen que dispararle a cualquiera.
- El jueves 23 de junio de 2011, hacia las 11:00 horas, La Señora FÉLIX MARÍA VILLA fue obligada a bajarse del vehículo de servicio público en que se desplazaba de Apartadó a San José, a la altura del sitio Tierra Amarilla, por dos hombres encapuchados que se movilizaban en moto y armados. Luego obligaron al conductor a seguir y a ella la dejaron y se la llevaron a la vereda Los Mandarinos, donde existe una base paramilitar, y la tuvieron amarrada en una casa hasta el día 24 a las 17:00 horas. Primero le dijeron que la iban a matar porque tenía SIDA, lo que ella negó rotundamente. Luego le dijeron que la iban a matar porque era guerrillera pero que antes tenía que decirles dónde encontrar a varias personas que tenían en una lista para matar, personas que ella no conocía. Luego le dijeron que la iban a dejar libre pero tendría que abandonar la zona en un plazo de cinco días. Cuando la dejaron libre, como era ya tarde, se fue a casa de unos familiares en el barrio Policarpa de Apartadó; allí llegaron nuevamente los paramilitares y le repitieron que estaba condenada al destierro o la muerte porque era una guerrillera, a lo cual ella les respondió que sólo vivía para su esposo y sus hijos, dedicada a trabajar. Luego pudo llegar al asentamiento de la Comunidad de Paz.
Ante el despacho del Señor Presidente de la República se ha denunciado multitud de veces el dominio paramilitar y su presencia permanente en sitios como Tierra Amarilla y en bases tan visibles como la de Los Mandarinos. El Señor Presidente debe responder por todos estos atropellos al no hacer absolutamente nada para garantizar los derechos ciudadanos, como se lo exige la Constitución, en zonas donde los paramilitares han actuado por décadas de la mano de la fuerza pública.
Reiteramos nuestro repudio a esta práctica criminal del Estado que desconoce los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario, así como nuestra decisión de no someternos a su lógica asesina. Seguimos unidos a multitud de personas que en muchas partes del mundo nos acompañan en la defensa de la Vida.
Comunidad de Paz de San José de Apartadó
Junio 27 de 2011